ANKL 1

 Ankl en realidad se llama 2R2A, pero Kif antes de salir hacia la Tierra le ha cambiado el nombre por uno mas terrenal, o más terráqueo, como dicen en el planeta Kepler-1649c, del que proceden. Kif, que es un estudioso de la Tierra dice que Ankl es un nombre perfecto para alguien que ha recorrido 300 años luz para llegar a ese planeta que antes llamaban Azul, pero que cada día se le va viendo más marrón. Insiste en que Ankl es buen nombre y no chocará, porque así llaman los terrícolas a los espíritus del cielo, los Ankls.


Su llegada ha sido complicada, han elegido un país llamado España y su capital, Madrid, y Ankl lleva días desorientado, no acaba de comprender lo que pasa a su alrededor. Nada es como le habían dicho en las instrucciones recibidas, o ha habido un error o este sitio está cambiando muy rápidamente.


Kif Kroker le dio instrucciones muy claras antes de salir de viaje y al parecer que no ha acertado en ninguna. Ankl había aprendido a hablar en casi perfecto español y en las calles oye más francés y alemán que cualquier otra lengua. Le dijeron que venía a una zona con fuertes restricciones y limitaciones debidas a esa enfermedad que asola a la Tierra y ve a todo el mundo bebiendo por las calles y al tiempo muriendo en los hospitales. Son raros estos madrileños ¿o es quizás un síntoma de esta enfermedad el enloquecimiento colectivo y la confusión de lenguas?

Ankl es doctor en medicina y conoce la solución del problema, pero nadie le hace caso. Por dos veces le han querido internar en un psiquiátrico cuando se ha ofrecido a darles la solución al Orthocoronavirinae, al que aquí llaman Coronavirus. Los médicos a los que consiguió visitar eran muy raros, no iban esterilizados para hablar con un extraño como yo. Decían saber todo sobre la enfermedad, pero se les morían los ciudadanos a cientos dentro del hospital. Y es que son raritos en este sitio.

Por otro lado, los gobernantes de la ciudad, en la televisión, dicen justamente lo contrario que los médicos. Aquí los políticos son peculiares: discuten de todo menos de lo importante; se dicen cosas terribles unos a otros, pero nunca hablan de los problemas que afectan a sus ciudadanos. En Kepler estarían todos en la cárcel, bueno aquí tmbien los acaban metiendo pero tardan mucho más. En mitad de la matanza que tienen, hablan sin parar de libertades, de la monarquía, del comunismo y sobre todo de ellos mismos, de todo menos de salvar la vida de su gente. En el mismo Telediario puede salir la máxima autoridad de Madrid diciendo una cosa y la máxima autoridad médica diciendo la contraria. Ankl está convencido que aquí, los políticos al mando están afectados por una paranoia que deberían tratarse. 

Eso si, como Ankl es inmune se lo está pasando muy bien, le consideran un extranjero más y las fiestas duran toda la noche. Primero en los bares del centro de la ciudad y luego en unos locales muy parecidos a las viviendas, que ellos llaman RB&B y que alquilan hasta que llega la policía y les desaloja. Está bien, porque les apuntan su documento y no pasa nada más. Ya le han explicado que no hay costumbre de pagar las multas. A él en cambio como no entienden su documentación y es un poco diferente, además de no llevar ropa, siempre le detienen y e llevan a la comisaría y, si no se escapa deprisa, acaba de nuevo en el psiquiátrico.

Como decimos Ankl 2R2A se está distrayendo de su misión en Madrid, ha conocido a una señorita francesa que ha venido por tres días y tiene ganas de conocer todas las peculiaridades del pueblo de Madrid. Ha confundido a Ankl con un lugareño, a pesar de su extraño color rojizo, y le ha propuesto realizar el coito español, muy popular entre las turistas en Madrid. Ankl se ha empleado a fondo en este reto, aunque su fisiología peculiar, y el gran efecto que le produce la bebida nacional, el calimocho de cerveza, han creado algunos problemas técnicos durante el acto de la coyunda. Sólo el entusiasmo de Marie Chantal, junto a la tenacidad de Ankl, han logrado resolver el trance con relativo éxito.

– 2R2A, debe usted volver a casa, hemos detectado que Madrid no es un buen ejemplo para analizar con rigor el comportamiento de los humanos – le dice Kroker por su teléfono cerebral integrado.

– No amigo Kroker, yo me quedo aquí, a estos madrileños no les quedan muchos meses de vida y yo como inmune a sus dolencias, los voy a disfrutar como un francés más. 

– Corto y cierro.



Ángel Riesgo, 31 de marzo de 2021


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