20 años no es nada

Qué suerte, la revista Anuncios me deja escribir dos folios contando que hacía yo en 1980, contar mi Mili, las historietas de la facultad, lo que hacía yo el 23 de Febrero de ese 1981 de triste recuerdo.., qué suerte tengo! Por más que me apetece arrancar me temo que no iba a interesar a nadie qué hacía un chico de la clase media madrileña a sus 21 años, estudiando 5º de económicas, teniéndose que ir a la mili para poder casarse pronto con su novia que hoy sigue siendo su chica; al que interesaba mucho cómo funcionaban las empresas, cómo la economía afectaba a las personas y cómo daba clases de macroeconomía Don Luis Angel Rojo los viernes por la tarde, fuera fiesta o no lo fuera. En aquel 1980 aún teníamos la espalda oliéndonos a franquismo, teníamos con un enorme interés por la política, aquel año fue el primero de mi vida en que voté y fue emocionante y fue radical y entonces era muy importante y lo siguió siendo unos años. Quien de joven no es radical es que es tonto, decía Billy Brandt. Entonces la publicidad no era para mi más que algo que probablemente me influía en mis ilusiones, en mis ideas, en el Renault 5 TS que me hubiera encantado tener en vez del Seat 1500 matricula setecientos mil de Madrid que me había regalado un buen amigo. También me influía en muchas otras cosas pero no me daba cuenta, no recuerdo en absoluto que me molestara. En aquellos años en los que mi compañero de pupitre en la facultad, Marcos, de apellido De Quinto, me hacía sentir la pasión por la econometría, la del 81 fue una super promoción de econometras, cuando aquel inolvidable profesor, Jaime Gaiteiro, nos convencía de que las matemáticas servían para algo, que la realidad se podía tratar de ajustar a una formula o cuando aquella profesora sorprendente, Paulina Beato afirmó en un momento místico aquello de “… la realidad no importa, lo importante es el punto de inflexión…”. Todos tuvimos un punto de inflexión en aquellos años, mientras escuchábamos a Los Ramones, a Ian Dury, a Kaka de Luxe y a los Revillos, cuando Marcos se decantaba por la música hortera y otros por el pop de Elvis Costello. Nos estábamos decantando para ser nueva sangre para la publicidad española, y no teníamos ni idea de ello, menos mal porque a mi padre no le hubiera hecho ninguna gracia que su flamante hijo economista se convirtiera en un publicitario, él hubiera preferido verle de Inspector de Hacienda o de Economista del Estado. Yo me alegro de lo que ha pasado y de lo que no ha pasado… Un año después, cuando empecé a trabajar en Kodak, pronto me di cuenta de la importancia de la publicidad, cuando vi que los dos primeros proveedores de la casa se llamaban Delphire Advico y J. Walter Thompson y no solo eso sino, sino que además eran los dos más mimados, yo trabajaba en fianzas e ignoraba por qué aquellas dos empresas, hasta entonces desconocidas para mi, eran las que cobraban más deprisa de nuestros proveedores ( ¡a 30 días!), cualquier tiempo pasado fue mejor… ya lo venía diciendo Jorge Manrique hacía años… Mi primer contacto profesional con la publicidad fue en el 1985, me ofrecieron el puesto de Director Financiero en Delvico, con 26 años, sin duda un error de Stanley Bendelac… Yo no sabía casi nada del sector así que me fui a preguntarle a Totoya Gorbeña, hoy Directora General de Kodak y entonces en el departamento de Publicidad, por supuesto sacó una revista que me pareció enorme, bonita, curiosa y con un documentado ranking de las agencias, la revista se llamaba Anuncios y así decidí meterme en esto, sin contárselo a mi padre… Lo que jamás pensé en aquellos años fue en ser empresario, aunque solo sea pequeño empresario. Creo que la decisión de crear tu propia empresa, barbaridad que yo cometí en 1990, solo puede ser producto de la inconsciencia, de la pasión por lo que haces, esa suerte que pocos tienen en la vida y que en publicidad es más frecuente. Y es que crear una empresa, especialmente en este volátil sector, ha sido la mayor pequeña locura de mi vida, ahora otros diez años después me alegro personalmente aunque aun no me he podido quitar el miedo matinal de pensar: ¿este mes también funcionará esto?. Felicidades a Anuncios y gracias por estar ahí. Ángel Riesgo. Octubre 2000

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