Degradación periodística

¿Recuerdan aquel chiste de El Roto en El País hace unos años? “Señores telespectadores, a partir de ahora no habrá más manipulaciones de la información; repitan conmigo: a partir de ahora no habrá más manipu…”. El nivel de pérdida de ética que implica la manipulación de la información en nuestro país ha llegado a tales extremos que es imposible leer un solo periódico si se desea estar informado. El sesgo sistemático de las noticias en los diarios hace sonrojarse a cualquier estudiante de periodismo al que hablaron en la facultad de los deberes del periodista en cuanto a independencia, información veraz y el contraste de noticias. La política de partidos española ha tomado por aliados a los medios de comunicación y los ha subyugado, hoy podemos preferir un diario u otro, un telediario u otro, pero en todos vemos unos contenidos parciales, un tratamiento de la noticia muy poco veraz y una politización del país muy superior al interés de los ciudadanos. El jueves pasado aparecía una noticia de agencia sobre un estudio que indicaba el poco interés de los lectores en los contenidos políticos de la prensa. Curiosamente este contenido venía en la sección de sociedad, cuando debería estar en la primera página, al menos en la cabeza de los editores para hacerles pensar. ¿Piensan ustedes que es casualidad que el periódico más leído de España sea el 20 Minutos y el segundo sea el Marca?, ¿No deberían analizarse en qué se diferencian los contenidos de la nueva y fresca prensa gratuita y los de la anticuada prensa política que parece la del Movimiento, cualquiera que sea ese movimiento? La prensa ha perdido en los últimos 10 años más de 10 puntos de cuota publicitaria, la culpa de este fracaso comercial no es otro que la entrega de sus contenidos a los políticos. La sociedad española moderna, la que empuja el progreso del país más deprisa que Europa, la que acepta aceleradamente los cambios sociales como en pocos otros lugares del mundo, esa sociedad civil extraordinaria que conforma España, se merece que no le asfixien informativamente con Titadines, Estatutos o políticas regionalistas trasnochadas y estériles; se merece una información mejor, menos parcial y menos aburrida, porque si no acabaremos todos leyendo otras cosas, o nada que es aún peor. Lo mismo ocurre en la calidad de los Telediarios. El recuerdo del silencio impuesto por mi padre para informarse de las noticias de la noche, se contrapone a la realidad actual de un telediario donde los sucesos son reyes, donde el locutor promociona productos y donde el tratamiento de la política también está sesgado, hoy en la mayoría de las familias españolas el interés por ese telediario es limitado, hay otros muchos medios para conseguir las noticias sin que nos acribillen con desgracias, crímenes y veleidades políticas. Si los publicitarios hemos sido siempre informadores sesgados, ese es nuestro rol, da la sensación que los periodistas se nos están uniendo en este sesgo, pero sin asumirlo explícitamente. Se hace necesaria una revisión profunda de esos desvaríos informativos, que para la publicidad son razón de ser y para el periodismo son una enfermedad mortal. Ángel Riesgo para Anuncios, Mayo 2007

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