Desde Hong Kong

Es mi tercera vez en Hong Kong, pero sin duda es la más intensa, también la más tranquila y sin duda la mejor. Los 35 grados con 85% de humedad no dejan aqui a nadie frío, pero al tiempo no nos impiden caminar la ciudad de las cuestas, aunque sea sudando de lo lindo; esta ciudad de contrastes y tópicos, de muchos chinos y algunos indios, musulmanes y occidentales, los menos; hace pensar en los cambios y los respetos que a veces la política si cumple. Un país, dos regímenes, fue el lema y se ha cumplido, 11 años después de que los ingleses devolvieran la colonia a su país de origen, China, tal y como se pactó en la paz de Nanjing tras la segunda guerra del Opio. Los chinos prometieron respetar la economía de Hong Kong y su régimen de vida y lo han cumplido, pocas banderas chinas y pocos signos del regimen de Pekin se ven aqui, sin emabrgo el capitalismo sigue en eclosión entre los siete millones de habitantes, atrapados en una Isla y una peninsula, con el discutible mérito de ser la región más poblada del planeta. Se nota cada día pero el domingo como hoy cuando las empleadas del hogar filipinas se reunen en la canicula a la somra de los pentes de peatones de Central, junto al muelle de Wan Chai donde se toman los feries que llevan a Kowloon (la peninsula) en 5 minutos. La intensidad de la vida aqui es mucha, pero la gente parece contenta, siempre fue un camino para hacerse rico en Asia, los bancos y el comercio lo demuestran, pero antes era unica, ahora Shanhai, Bangkok o Kuala Lumpur compiten seriamente con ella, pero un pueblo como este sabra salir adelante. Me encanta esta ciudad

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