
El día a día de los trabajos te roban demasiadas horas que deberíamos dedicar a pensar y no hablo de la vida o de sus profundidades, sino a pensar precisamente en el trabajo, en nuestra función profesional, en lo importante y no en las urgencias naturales o artificiales del trabajo.
Yo he tenido la
suerte de vivir mi primer verano ocioso, o casi, con pocas obligaciones, con tiempo para pensar y tomar decisiones, he concluido cosas sencillas que nunca terminaba y me he dado cuenta que a pesar del incomodo día a día, a pesar de lo absurdo de la parte ordenada de nuestro trabajo, a pesar de todo, me sigue gustando trabajar, hacer, cambiar cosas... ¿será también mandar
lo que me gusta? puede,
también decidir. En suma, que mi ocio,q
ue he disfrutado tanto en estos dos mesas libres, me ha llevado a la
conclusión de que también
quiero negocio, aunque como palabra sea la "negación del ocio".
Ha sido también remunerador
para mi
espíritu, o para mi
ego. que algunos de los colegas de la profesión se acuerden de mi, me llamen y me propongan cosas, a veces locuras y otras no tanto. Cuando dejé
Consultores pensé que alguien me propondría
algún proyecto, pero nunca pensé que
fueran tantos y tan
apetecibles en su mayoría.
Por eso escribo aquí en mi alma pública que es esta Boca de Riesgo, que me apetece volver a subirme a un proyecto y dejar de hablar tanto para hacer más, si me dejan poner en práctica mis teorías, escritas en este blog durante tantos meses, a lo mejor me siento mejor, ya no siendo el
pobrecito hablador y pasando a ser un pequeño hacedor.
Os lo contaré siempre aquí antes que en ningún otro sitio, esta es mi boca...
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